Al sur de la frontera, al oeste del sol. Un relato bellísimo, que acaso no sea uno de los más renombrados del autor.
Esa época en que la vida está por hacer y el corazón queda marcado (relata la primera vez que una pareja de doce años se da la mano con una delicadeza que conmueve). Lo difícil que es decir las cosas, encontrar las palabras en el momento que corresponde (este tema también aparece una y otra vez en Tokio blues). La vida que se enreda y la capacidad que tenemos de hacer daño: "Entonces no lo sabía. No sabía que era capaz de herir a alguien tan hondamente que jamás se repusiera. A veces, hay personas que pueden herir a los demás por el mero hecho de existir". Los sueños, esos sueños que sólo se pueden tener con diecisiete o dieciocho años, y la perdición, la angustia, que sucede cuando la vida se impone y se suceden los errores una y otra vez.
El azar, el peso del azar en nuestras vidas. El paso del tiempo. La ciudad, la lluvia, la soledad. Las personas heridas por la vida. Personas que se buscan y que se esperan (como en Tokio blues también). Ese algo indefinible que buscamos, como el personaje que lo tiene todo para ser feliz -buenos negocios, dinero, una familia perfecta- y sigue buscando eso que está "al sur de la frontera" y en ese lugar inalcazable "al oeste del sol". El reencuentro fugaz con el pasado, las decisiones que hay que tomar...
De todo esto habla Murakami con una prosa precisa y limpia.
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